sábado, mayo 19, 2007

Tan solo era eso, una persona sin sentimientos. Cada mañana se despertaba pensando en su pasado, en lo que había conseguido y en lo que le quedaba por conseguir. Decidía que no iba a darle importancia, que si tenía que ocurrir que ocurriría, que no iba a forzar las cosas, pero cada día, al finalizar el día, al meterse en la cama y apagar la luz se daba cuenta de que otro día se le había escapado de las manos.
Cerraba los ojos, suspiraba y las imágenes, sonidos y sensaciones comenzaban a rodearla. Imágenes del pasado que no iban a repetirse, sonidos que ya había olvidado y sensaciones a las que se aferraba y que deseaba recuperar.
Los humanos, seres desconocidos, están llenos de sentimientos. Sentimientos que no puedes controlar, sentimientos que te hacen ser irracional, feliz o infeliz, cortés o descortés, sentimientos que no te dejan vivir. Sentimientos de los que intentaba despojarse cada noche, en cada instante cuando se metía en la cama y apagaba la luz para terminar siendo tan solo eso, una persona sin sentimientos.

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