VIAJES....

Eran las cinco de la mañana y no podía dormir. Decidí salir de casa a dar una vuelta. La ciudad estaba dormida, tan solo unos cuantos búhos caminaban por la calle, búhos como yo. Llegué a Puerta Elvira, esa noche estaba diferente, brillaba diferente, sonaba diferente. Decidí cruzarla como había hecho en tantas ocasiones, pero en ese momento sentí un escalofrío que no había sentido ninguna de las veces en la que la había cruzado. Tras ella, el mirador de San Nicolás, había recorrido todo el Albaicín sin apenas percatarme, no sentía cansancio ni agotamiento, lo único que pensaba es que algo había ocurrido, algo extraño.

A mi espalda la Alhambra, iluminada, hermosa. Miro hacia el suelo, y ese suelo ya no es suelo, es tan solo un cristal tras el cual se pueden ver los restos de una antigua civilización, me encontraba en una plaza diferente, una plaza de cuyo nombre no podía acordarme, árboles, fuentes de mármol rotas y secas, bancos de madera. Estaba cansada, así que decidí sentarme en uno de ellos. Caigo al suelo, giro la cabeza para ver el banco de madera, pero ya no estaba. Me encuentro en los jardines de un convento, el convento de........, la puerta está cerrada, no puedo salir, pero no me asusto. Miro al cielo, hay luna llena, la miro y en ese momento siento una enorme tranquilidad, estoy relajada, tranquila y pensativa. Dejo de mirar la luna y ya no estoy en el convento sino en la cuesta Alhacaba, mis pasos van como ráfagas de luz, cuesta del Cenete, Plaza Nueva, Carmen de San Miguel. De pronto me paro en seco, bruscamente, sigo sin entender que está pasando, me encuentro en Puerta Elvira, con los pies en el mismo lugar donde había comenzado todo, un perro muerto en la esquina hace que me de un vuelco el corazón, pego un brinco, y me encuentro en mi habitación sin entender nada, sin saber si todo había sido un sueño o si había ocurrido en realidad......