AGUA
Cerré los ojos y me sumergí en el agua. Me encanta el agua, es relajación, libertad, necesidad de no tener que respirar.
Era un día extremadamente frío, Olivia decidió salir a pesar de saber que se le iban a congelar las lágrimas que había estado soltando toda la noche. Habían pasado dos años de su muerte y aún no lo había superado, lo sentía cada noche, cada día, su taza de café seguía oliendo a café.
Eran las 6 de la tarde, cogió las llaves de la mesita de la entrada, sintió su aliento pero siguió sus pasos hacia la puerta y salió.
Regresó a eso de las 8 de la noche, tras un largo paseo entre la nieve y los árboles, abrió la puerta, su casa no era su casa, ya no había taza de café con olor a café, ya no había aliento, ni lágrimas, nada de nada.
Cerró los ojos y se sumergió en el agua.
Cerré los ojos y me sumergí en el agua. Me encanta el agua, es relajación, libertad, necesidad de no tener que respirar.
Era un día extremadamente frío, Olivia decidió salir a pesar de saber que se le iban a congelar las lágrimas que había estado soltando toda la noche. Habían pasado dos años de su muerte y aún no lo había superado, lo sentía cada noche, cada día, su taza de café seguía oliendo a café.
Eran las 6 de la tarde, cogió las llaves de la mesita de la entrada, sintió su aliento pero siguió sus pasos hacia la puerta y salió.
Regresó a eso de las 8 de la noche, tras un largo paseo entre la nieve y los árboles, abrió la puerta, su casa no era su casa, ya no había taza de café con olor a café, ya no había aliento, ni lágrimas, nada de nada.
Cerró los ojos y se sumergió en el agua.